Ahora que estamos hablando de hábitos saludables en clase, decidimos experimentar qué ocurre cuando no nos lavamos las manos.
Cogimos una manzana y la partimos en tres trozos.
Trozo 1. Mateo lo tocó sin lavarse las manos.
Trozo 2: Lucas lo tocó después de haberse lavado bien con jabón.
Trozo 3: Nadie lo tocó y lo pusimos directamente en su recipiente.
Inicialmente los tres trozos eran iguales, pero pasadas dos semanas:
También vimos los impresionantes resultados en el microscopio:
Nos preguntamos cómo es posible que estuviese más lleno de moho el trozo de control (que nadie tocó) que el que Lucas tocó con las manos.
Cuando discutimos en grupo la razón, pronto llegamos a una conclusión: El jabón que utilizó Lucas se quedó en el trozo de manzana y retrasó el trabajo de las bacterias, mientras que en el trozo de control, las bacterias pudieron «habitar» la manzana mucho antes.
Enseguida concluimos hablando con nuestros equipos que lavarse las manos con agua y jabón nos va a permitir evitar enfermedades contagiosas y reducir el riesgo de que nos afecten microorganismos malévolos.